Sobre mí
Diplomada en Trabajo Social, Postgrado en Psicoterapia Gestalt, Postgrado en Violencia de género y Máster en programación Neurolingüística.
Formada en Eneagrama, Constelaciones Familiares, Sanación de traumas, Zen Counseling, la Escuela para El Trabajo de Byron Katie y Facilitadora Transpersonal de Círculo de mujeres (EDT)
Hoy, soy una mujer con 56 años. Madre soltera. En mi vida, he recorrido muchos caminos, en los que me he perdido y me he vuelto a encontrar. Con muchas heridas y cicatrices, puedo decir que he experimentado por igual dolor, soledad, miedo, rabia y también alegría, placer, complicidad y risas. Innumerables encuentros y desencuentros. Tengo mucha energía, que he invertido e invierto más de lo que me gustaría en pelear con la realidad, lo que me genera mucho sufrimiento.
Y aprendo cada día, del momento, de mí, de las personas que conozco, de las que no conozco pero llegan a mí de diferentes formas, de las que ya no están aquí, de la Vida. Dispuesta a encontrarme conmigo, con aquello que me gusta de mí y también lo que rechazo, mirándome con honestidad, caminando hacia la aceptación. La verdad me ayuda a crecer, me inspira. Así, el miedo, la inseguridad, la vergüenza, la culpa…muy poco a poco, van dejando de gritar, bajando su intensidad y en este viaje, estoy encontrando la manera de respirar profundo, de tratarme con suavidad, con amabilidad, con cariño, con compasión. Hice lo que pude y hago lo que puedo.
Cada día me atrevo un poco más a mostrarme, me acompaño con el miedo que se despierta en mí al ser vista, y noto como se va mitigando. Sigo caminando y avanzando a pesar del miedo. Entregándome a la vida, abriéndome al gozo, entendiendo que la vida es también placer y que me lo puedo permitir. Que está disponible para mí, aunque sienta terror de tomarla.
He vivido muchos momentos de oscuridad en los que me he sentido muy perdida, muy sola y muy abandonada. Y aunque sigo viviendo experiencias que me conectan con un dolor profundo, por fin me he dado cuenta de que no estoy sola.

Honrar esos momentos difíciles, permitirlos y trascenderlos, viviéndolos, atravesándolos, sin evitarlos pero sin identificarme con ellos, son parte de mi camino, de mi fuerza, de mi valentía. Mi capacidad de superarlos, cuando creía que no podía más, es parte de mi don. Renacer de mis cenizas, dejando morir lo viejo y dando paso a lo nuevo, con renovada energía y curiosidad.
Me siento cómoda en el encuentro, en la escucha y en el acompañamiento.
Meditando para traerme de vuelta al presente, respetando mi sensibilidad, mis tiempos, mi proceso, encontrando a cada paso el valor de soltar, dejar ir lo que me hace sufrir y no puedo cambiar, y conectando con mi alegría y profunda serenidad. Sintiendo ese lugar amoroso, cálido y de paz que está en mí.
Un viaje sanador y de una gran belleza.